Editorial infantil y juvenil.
Desde hace mucho tiempo Elena y Gustavo vienen trabajando juntos. Cada taller que imparten, cada colaboración les lleva irremediablemente a un diálogo muy fecundo en el que uno propone una idea, el otro le da una vuelta, de inmediato surge un desafío y con ello las ganas de dejarlo todo a un lado para ponerse de lleno a crear.
Muchas de esas ideas han permanecido en un cajón durante años. Otras se han materializado en libros a medio hacer que terminaron siendo postergados para darle prioridad a otros encargos, clases o compromisos. Incluso, alguno de los títulos que ahora publicamos en el Embudo antes peregrinaron por una serie de pequeñas editoriales que, si bien manifestaban su interés, de forma inmediata señalaban lo arriesgado, costoso y difícil de producirlos.
Les ha llevado tiempo. Pero por fin, Elena y Gustavo se han tomado en serio el: «Y si montamos una editorial…» y, junto a Marta, crearon Ediciones Modernas el Embudo con la voluntad de hacer libros para niños que materialicen nuestra peculiar forma de comprender qué puede ser la literatura infantil. Serán pocos libros al año, casi más colecciones que títulos, siempre lúdicos, muy artesanales y muy pensados. Nuestro propósito es sobrevivir con dignidad, crear un catálogo coherente y ofrecer una línea editorial que crezca junto a nuestros lectores.
A Elena Odriozola no le agrada que cuando alguien que la presenta diga, por ejemplo, que es Premio Nacional de Ilustración, Premio Euskadi de Ilustración o Manzana de Oro de la Bienal de Ilustración de Bratislava… No le gusta que la califiquen como una ilustradora “sutil” y mucho menos que se sostenga que sus imágenes son “poéticas”. Tampoco termina de aceptar que sus personajes se parecen a ella. Cada cosa que hace, la hace así por algún motivo. Por ejemplo, los cuellos que dibuja son gruesos porque «así sujetan mejor la cabeza».
Hace tiempo que Elena dejó las acuarelas y disfruta con técnicas minuciosas que lo mismo requieren gran precisión que un proceso repetitivo y mecánico. Si al principio nos atrapa la belleza de sus imágenes, muy pronto nos daremos cuenta de que su maestría se encuentra en la interpretación que aporta a las historias que dibuja y en cómo nos hace partícipes de esa lectura a través de su pericia narrativa.
Marta Ansón dejó el periodismo y creó hace años La mar de letras. Una pequeña librería infantil de puertas rojas que todavía se encuentra en el centro de Madrid. Durante más de doce años navegó en ese proyecto, que aún aparece en sus sueños y en el recuerdo de los niños del vecindario que ya no son tan niños. En 2007 recibió el Premio Nacional Librero Cultural.
Desde entonces, Marta pasó a dedicarse al estudio de la psicología, los apegos y las relaciones inseguras. Su disciplina es tan férrea como su curiosidad y entusiasmo. Y en el presente, sin mucho ánimo de destacar pero ofreciendo un inestimable aporte, ha sido en buena medida la impulsora de este proyecto editorial.
Gustavo Puerta Leisse viene de la filosofía, pasó por la crítica literaria, hace periodismo y suele embargarse en proyectos que persiguen ofrecer otra forma de concebir la infancia y la literatura infantil. Le apasiona la docencia y no se siente muy a gusto con cómo se enseña (y por eso creó la Escuela Peripatética de Literatura Infantil). También defiende con obstinación que vale la pena ampliar nuestra visión del mundo y que, en principio, todo aquello que nos interesa es susceptible de alimentar la curiosidad de un niño (y por eso junto a otras personas que estima y valora crearon la revista de periodismo cultural ¡La Leche!).
Como hay muchos temas que le obsesionan y preguntas para las que no tiene respuesta, como le gusta intercambiar ideas, conversar, escribir y llevar la contraria, como además le gusta jugar, experimentar y plantearse retos difíciles y como le gusta someter sus búsquedas, hallazgos y equivocaciones a los lectores que más le interesan: los niños… por todo eso se embarcó como editor de Ediciones Modernas el Embudo.